Te contamos que parte del equipo estamos de vacaciones, ¡pero no queremos dejar de escribirte! Por eso, acá estamos, en otro boletín, queriendo compartir algunas novedades y por qué no, buenos pensamientos como el que ya te comentaremos... ¿Cuántas veces te quejás? ¿Cuántas veces lográs ver una oportunidad en una situación supuestamente negativa? Encontrar enseñanza en todas las situaciones adversas que enfrentamos en nuestra vida es una de las mejores capacidades y toda nuestra energía tiene que estar enfocada en eso: aprender a atravesar los sucesos como lo que son, enseñanzas... en su mayor expresión.
La próxima vez que en tu vida aparezca un personaje complicado, difícil... miralo, observalo, escuchalo y preguntate: ¿Qué tengo que aprender de esta situación, de esta persona? ¿Qué me enseña? La queja, el evadirse o esquivar las situaciones menos cómodas solo postergan enseñanzas.
Tal vez no tenga nada que ver, o tal vez sí... Pero con frecuencia nos llegan anécdotas del tipo “le pido a mi nieta que me explique y no hay forma, no me tiene paciencia”, u otras al revés, “quiero explicarle a mi abuela y ella no aprende o no quiere aprender”.
Los invitamos a analizar cuántas de esas situaciones en realidad esconden los verdaderos sentimientos. Tal vez, en más de una ocasión, esa abuela que se niega a incorporar cómo hacer tal o cual cosa, se trate -ni más ni menos- de alargar ese mínimo contacto con su nieta, y crea que solo en un eterno "no entender", tendrá esa atención... O, en el otro caso, no escuchar que lo que está dispuesta a compartir esa nieta, tal vez no sea la tecnología sino disfrutar ese postre que solo su abuela sabe hacer tan pero tan delicioso y no sabe cómo expresarlo.
Con esto queremos invitarlos a que juntos reflexionemos que, sincerarnos con nosotros mismos no hace más que abrir mayores posibilidades a enfrentarnos a las cosas tal como son y resultan, pasado el mal trago, lo mejor para nuestro crecimiento personal.
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